El día 10 de Diciembre de 1948, se adoptó en la Asamblea General de las Naciones Unidas la Declaración Universal de Derechos Humanos, proclamando sus principios como “un ideal común para todos los pueblos y naciones”. Ahora bien, las ideas de la ilustración, derivadas de tantos pensadores y filósofos, permitió previa a esta declaración, que se crearan las bases ideológicas, teóricas e incluso dogmáticas, para que se desarrollara en la práctica un proceso evolutivo y positivo en el desarrollo de los derechos humanos, siendo para la época, la esclavitud el principal y más notorio asunto que se presentaba, la idea de una sociedad donde todos pudieran ser iguales ante la ley, ha sido una lucha constante por hacer valer estos derechos humanos, que incluso años después tendría la abolición de la esclavitud con Miguel Hidalgo en 1810 en México,  José Gregorio Monagas en 1854 en Venezuela, Abraham Lincoln en 1863 en los Estados Unidos hasta Brasil en 1888.

Con el avance en la conquista de derechos por parte de los distintos grupos que componen la sociedad, las circunstancias generadas por la guerra mundial que llevaron a decisiones forzosas de inclusión para quienes gobernaban en la época y la tecnología que se presentaba con los cambios del nuevo mundo, los derechos humanos comenzaron a cobrar notoriedad, amplitud y mayor valor para cada uno de los ciudadanos del mundo, en primer lugar, entendiendo que comienza a considerarse derechos como la libertad de pensamiento, de opinión y expresión, de elegir a sus mandatarios y ser elegidos, todo esto en el marco del pensamiento democrático que comenzaría a sembrarse en occidente, a la descolonización de los países emergentes y a la necesidad del ser humano de vivir en libertad.

Estas acciones trajeron grandes avances adicionales a la abolición de la esclavitud, como el derecho al voto femenino, la propiedad privada para todos los ciudadanos, la igualdad de oportunidades ante la ley, los valores democráticos como base de las nuevas sociedad y una nueva vía política que llevó a los mandatarios de la segunda mitad del siglo XX a crear políticas públicas procurando la dignificación del ser humano, garantizarle derecho a la vida como primer derecho inalienable, derecho a tener un hogar donde vivir, a acceder al agua como un factor de vitalidad, al trabajo, la educación, la cultura, a defenderse ante la ley mediante un juicio justo, en fin un grupo de pensamientos que aunque hoy nos parezcan obvios e incluso obligatorios, costaron mucho tiempo, sangre y esfuerzo para ser logrados, conquistados o reconocidos.

Hoy en día, se presentan una serie de eventos que tienen un carácter jurídico diferente ante la forma en la que vivimos actualmente, la tecnología nuevamente hace de las suyas y se crean cambios en los usos, costumbres o tradiciones de cada cultura, nuevas tendencias y un sinfín de situaciones que procuran la necesidad de determinar si los cambios ¿generan nuevos derechos?, ¿son estos nuevos derechos violatorios a los derechos de otras personas?, ¿son los derechos humanos únicamente para los humanos derechos?, ¿existe en algún punto de la reflexión sobre la sociedad una licencia para evadir los derechos humanos?, ¿seguirán siendo las guerras excusas para violar derechos humanos?

Todas estas preguntas las dejo abiertas para sus comentarios y reflexiones, pero sobre todas las cosas para que un día como hoy, donde se conmemora la declaración de los mismos, los ciudadanos del mundo, hagamos introspección a una pregunta que me hacia mi antiguo profesor de economía política Emeterio Gómez, ¿Qué es lo humano en ti?

Dios los bendiga y mantenga la consciencia en su pueblo, para que cada Día prevalezcan más los derechos para todas las personas, para que la dignidad esté en alto y se erradique la pobreza, la desigualdad, la violencia, la exclusión y la discriminación.

Saludos,

Luis Alberto Duque